
Sydney queda cautivada por Ridge Lawson, su misterioso vecino. No puede
apartar sus ojos de él o dejar de escucharlo tocar la guitarra todos los
días en su balcón. Y hay algo sobre Sydney que Ridge no puede ignorar,
tampoco. Cuando su inevitable encuentro ocurre, pronto descubren que se
necesitan el uno al otro en más de un sentido…
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"Porque a todo el mundo le gusta saber que no está solo, que no es el único..."