Hace dos años que Maggie huyó de su casa, por miedo a que el enorme secreto que llevaba arrastraba acabase con la vida de los que más quería; su novio, Luke, y su hermano gemelo, Jeremy.
Tras haber pasado dos años malviviendo, por fin parece conseguir algo de estabilidad en su vida, si se le puede llamar así.
Tiene un pequeño apartamento en Nueva York, algunos amigos, está comenzando una relación con Max, un hombre guapísimo y el barman de un club de striptease... donde ella trabaja.
Puede que su vida no sea el sueño de toda niña, pero mientras consiga el dinero que necesita para así poder cumplir su sueño de abrir una pastelería, a ella le vale.
Habiendo sido siempre su hermano el hijo favorito, mientras ella debía trabajar para conseguir las cosas y soportar los continuos abusos de su padre, esto puede parecer el paraíso.
Hasta que Luke, su hermano y su mejor amigo entran un día en el club donde ella trabaja.
Y todo su mundo se pone al revés.
Vaaale. Lo cierto es que este libro no tiene mucho que decir. Es algo soso para mi gusto. Antes de leerlo leí varias reseñas, y la mayoría lo ponían, o bien fatal, o bien impresionante. Yo no creo que esté en ninguno de los dos extremos.
Es entretenido, no ha sido un completo suplicio leerlo. Pero tampoco me ha enganchado ni me ha aportado nada.
Los personajes no me han gustado demasiado. Maggie era bastante floja, le faltaba una chispa de valentía, una chispa de diversión y una chispa de espontaneidad. Estaba continuamente culpandose a sí misma por todo, compadeciendo a todo el mundo, y escondiendose detrás de otros para que le solucionaran los problemas. Es de estas personas que simplemente se dejan llevar. Y eso no era para nada interesante.
Luego, Luke. No era el tipo de protagonista del que te enamoras. Está todo el rato, y cuando digo todo el rato es TODO EL LIBRO, diciendo que Maggie es el amor de su vida... que tiene que recuperarla... pero es que luego, en la página siguiente está diciendo cuanto la culpa por todo... que todo lo malo que le ha pasado es culpa suya.
Y es como, vale, perdona que la pobre chica no haya podido seguir aguantando las violaciones de su padre, el compatibilizar su universidad de mierda con el trabajo y las clases de cocina, y el aguantarse las lagrimas cada vez que va a veros los fines de semana, cuando vosotros estais cumpliendo vuestros sueños y siguiendo adelante, y a ella sus padres no le quieren pagar los estudios para cumplir el suyo.
Bufff que bien sienta desahogarse.
En fin, que un bodrio de libro.
Tras haber pasado dos años malviviendo, por fin parece conseguir algo de estabilidad en su vida, si se le puede llamar así.
Tiene un pequeño apartamento en Nueva York, algunos amigos, está comenzando una relación con Max, un hombre guapísimo y el barman de un club de striptease... donde ella trabaja.
Puede que su vida no sea el sueño de toda niña, pero mientras consiga el dinero que necesita para así poder cumplir su sueño de abrir una pastelería, a ella le vale.
Habiendo sido siempre su hermano el hijo favorito, mientras ella debía trabajar para conseguir las cosas y soportar los continuos abusos de su padre, esto puede parecer el paraíso.
Hasta que Luke, su hermano y su mejor amigo entran un día en el club donde ella trabaja.
Y todo su mundo se pone al revés.
Vaaale. Lo cierto es que este libro no tiene mucho que decir. Es algo soso para mi gusto. Antes de leerlo leí varias reseñas, y la mayoría lo ponían, o bien fatal, o bien impresionante. Yo no creo que esté en ninguno de los dos extremos.
Es entretenido, no ha sido un completo suplicio leerlo. Pero tampoco me ha enganchado ni me ha aportado nada.
Los personajes no me han gustado demasiado. Maggie era bastante floja, le faltaba una chispa de valentía, una chispa de diversión y una chispa de espontaneidad. Estaba continuamente culpandose a sí misma por todo, compadeciendo a todo el mundo, y escondiendose detrás de otros para que le solucionaran los problemas. Es de estas personas que simplemente se dejan llevar. Y eso no era para nada interesante.
Luego, Luke. No era el tipo de protagonista del que te enamoras. Está todo el rato, y cuando digo todo el rato es TODO EL LIBRO, diciendo que Maggie es el amor de su vida... que tiene que recuperarla... pero es que luego, en la página siguiente está diciendo cuanto la culpa por todo... que todo lo malo que le ha pasado es culpa suya.
Y es como, vale, perdona que la pobre chica no haya podido seguir aguantando las violaciones de su padre, el compatibilizar su universidad de mierda con el trabajo y las clases de cocina, y el aguantarse las lagrimas cada vez que va a veros los fines de semana, cuando vosotros estais cumpliendo vuestros sueños y siguiendo adelante, y a ella sus padres no le quieren pagar los estudios para cumplir el suyo.
Bufff que bien sienta desahogarse.
En fin, que un bodrio de libro.
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"Porque a todo el mundo le gusta saber que no está solo, que no es el único..."