Primer libro de la saga Covenant
Los descendientes de los
hematoi de la unión entre dioses y mortales y los hijos de dos hematoi de pura
sangre tienen poderes semejantes a los dioses.
Los hijos de un hematoi y un
mortal… pues no tanto. Los mestizos solo tienen dos opciones: convertirse en
centinelas adiestrados que cazan y matan daimons o convertirse en siervos en los
hogares de los puros. La adolescente Alexandria preferiría arriesgar su vida
luchando a desperdiciarla fregando retretes, pero podría acabar visitando los
bajos fondos de todas formas.
Hay varias reglas que los
estudiantes de la Alianza deben seguir. Alex tiene problemas con todas ellas,
sobre todo con la regla número uno: las relaciones entre puros y mestizos están
prohibidas. Por desgracia, está loquita por el sexy puro Aiden.
Pero enamorarse
de Aiden no es su mayor problema; seguir con vida el tiempo suficiente para
graduarse en la Alianza y convertirse en centinela sí lo es.
Si fracasa en sus
deberes, se enfrenta a un futuro peor que la muerte o la esclavitud: ser
convertida en un daimon y perseguida por Aiden. Y eso es una
mierda.
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"Porque a todo el mundo le gusta saber que no está solo, que no es el único..."