Imagina una prisión tan grande que contiene celdas y galerías, bosques,
ciudades y mares. Imagina un prisionero sin recuerdos. Imagina una joven
condenada a un matrimonio pactado y viviendo en una sociedad donde el
tiempo se quedó anclado en el siglo diecisiete y que está vigilado por
unos sofisticados seres de inteligencia artificial y robot. Incarceron
es la prisión, Finn es el preso y Claudia vive fuera, en ese extraño
mundo donde nadie sabe nada de Incarceron. Pero ¿qué pasaría si Claudia
consiguiera un día comunicarse con Finn a través de un extraño cristal y
estos empezaran a compartir algo más que amistad?
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"Porque a todo el mundo le gusta saber que no está solo, que no es el único..."