Violet Eden teme la llegada de su decimoséptimo cumpleaños. Claro, después de todo, resulta algo difícil emocionarse por el día en que se conmemora la muerte de tu madre. Lo bueno es que Lincoln va a estar allí. Es sexy, sensato y algo huraño, representa la idea que tiene Violet de la perfección. Pero, entonces, ¿por qué está tan reacio a ser algo más que un amigo?
Luego de darle el más increíble de los besos ‒y, posteriormente, dejarla abandona en la puerta de su casa‒ Violet decide salir en busca de respuestas. Pero nada pudo haberla preparado para la explicación que tiene Lincoln: él es un Grigori ‒mitad ángel, mitad humano‒ y ella es su compañera para toda la eternidad.
Sin previo aviso, el mundo de Violet se pone de cabeza. Ella jamás creyó en Dios y mucho menos en los ángeles. Pero no hay otra explicación para los cambios en su cuerpo…ni sus sentimientos por Lincoln. De repente, no puede soportar estar cerca de él. Afortunadamente, Phoenix, un ángel exiliado, llega a su vida. Es intenso y enigmático, sí, pero al menos no le ha mentido nunca.
No como descubre que en el pasado Lincoln lo hizo.
Cuando Violet se halla inmersa en una antigua batalla entre la luz y la oscuridad, se ve obligada a decidir un bando. La decisión equivocada no sólo le causará la pérdida de su vida, también de su eternidad.
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"Porque a todo el mundo le gusta saber que no está solo, que no es el único..."